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    Contratación pública en 2026: Cuatro prioridades que redefinen el rendimiento

    Contratación pública en 2026: Cuatro prioridades que redefinen el rendimiento

    La contratación pública está entrando en uno de sus periodos más transformadores de las últimas décadas. El aumento de las expectativas ciudadanas, la presión regulatoria, la incertidumbre geopolítica y los rápidos avances en inteligencia artificial están redefiniendo cómo las organizaciones perciben la tecnología. En 2026, la contratación ya no será solo digitalizar formularios o automatizar tareas rutinarias. Se trata de construir sistemas inteligentes, resilientes y transparentes que ayuden al sector público a aportar más valor con menos recursos, cumpliendo la normativa, siendo sostenibles y estando preparados para el futuro. Estas son las cuatro prioridades clave que los responsables públicos deben anticipar en 2026:

    1. IA comprensible, controlable y confiable

    La IA estará integrada en prácticamente cada etapa del proceso de compras en 2026, ayudando a los responsables públicos a ofrecer servicios fiables, mantener el cumplimiento normativo y maximizar el valor social y financiero. Pero ya no se trata solo de “tener IA en todas partes”; es imprescindible que la IA sea explicable, gobernable y segura. Por tanto, la gestión del riesgo de IA es ahora fundamental. Según el informe de Gobernanza de IA 2025 de OneTrust, las organizaciones dedican un 37% más de tiempo a la gestión del riesgo de IA que el año anterior y un 98% espera aumentar significativamente sus presupuestos para reforzar la gobernanza de la IA. ¿Qué deben buscar los responsables públicos?

    • Orientación impulsada por IA: agentes de IA que asisten en la evaluación de proveedores, el cumplimiento de contratos y alertas tempranas de riesgo.
    • Supervisión humana: controles claros para que las personas tomen las decisiones finales en asuntos de alto valor o riesgo.
    • Auditabilidad total: registros transparentes que explican cada acción realizada con soporte de IA.
    • Monitorización continua del riesgo: detección en tiempo real de riesgos financieros, operativos o geopolíticos, con modelización de escenarios “what-if”.

    En 2026, la inteligencia de riesgos no es opcional, es fundamental. Las organizaciones públicas que combinen IA confiable con una gestión resiliente de proveedores estarán mejor preparadas para proteger servicios esenciales, salvaguardar los presupuestos públicos y mantener la confianza ciudadana.

    2. Las redes de suministro regionales surgen como infraestructura crítica

    La inestabilidad geopolítica, los cambios en las reglas comerciales y las crisis recurrentes en la cadena de suministro han convertido la resiliencia regional en una exigencia clave para el sector público. En 2026, las largas cadenas de suministro globales y de única fuente suponen un riesgo excesivo, especialmente cuando los servicios esenciales dependen de ellas. Aprovisionar y producir cerca del lugar donde se prestan los servicios permite a los organismos públicos reducir plazos, evitar interrupciones transfronterizas y mantener la operativa durante crisis. ¿Qué deben buscar los responsables públicos?

    • Visibilidad regional de proveedores: visión clara sobre la ubicación, capacidad y riesgos emergentes de los proveedores en cada región.
    • Modelización de escenarios y disrupciones: capacidades y procesos que permitan simular escenarios como aranceles, eventos climáticos o fallos de proveedores para identificar la mejor respuesta.
    • Sourcing modular y multisuministrador: configuraciones flexibles que permiten calificar, comparar y alternar entre proveedores regionales sin interrumpir los servicios.
    • Supervisión centralizada en tiempo real: un panel unificado que muestre inventario, plazos, restricciones y señales de riesgo para apoyar decisiones rápidas y seguras.

    Con un 64% de directivos que ya regionalizan sus cadenas de suministro (frente al 44% del año pasado), el cambio es innegable. Para el sector público, la resiliencia regional es esencial para proteger el presupuesto, la agilidad y la confianza pública.

    3. Más allá de la trastienda: valor público por diseño

    En 2026, la contratación pública irá mucho más allá de su rol administrativo tradicional para convertirse en un impulsor clave de valor público, aportando ahorros medibles y eficiencia. El Sourcing estratégico y la gestión de categorías ya no son opcionales; son capacidades que distinguen a los líderes de los rezagados. Los datos lo confirman:

    • 63% más valor capturado por líderes que emplean sourcing estratégico y colaboración con proveedores (Vantage Partners).
    • Hasta un 96% más de ahorro logrado por equipos de compras digitalmente avanzados (The Hackett Group).

    Para los organismos públicos, esto significa sustituir procesos manuales y flujos de trabajo aislados por sistemas conectados que ofrezcan claridad, agilidad e información estratégica. Muchos gobiernos ya lo demuestran en la práctica. Por ejemplo, el condado de Multnomah modernizó todo su proceso de compras con JAGGAER, reduciendo los plazos un 50%, gestionando más de mil contratos adicionales cada año y mejorando el cumplimiento al consolidar sourcing, contratación, gestión de proveedores y solicitudes en un único flujo de trabajo integrado. ¿Qué deben buscar los responsables públicos?

    • Inteligencia de categorías integrada: información automática sobre patrones de gasto, rendimiento de proveedores, oportunidades y riesgos.
    • Ciclos de sourcing acelerados y basados en datos: herramientas que simplifican evaluaciones, reducen errores y permiten decisiones más ágiles.
    • Espacios de trabajo colaborativos para proveedores: entornos digitales compartidos para cocreación, revisiones de desempeño y gestión de valor continuo.
    • Visibilidad a nivel de portfolio: paneles que ofrecen supervisión total de categorías, riesgos, ahorros e impacto público.

    En 2026, el sourcing estratégico será el nuevo estándar y la tecnología adecuada convertirá las compras en un verdadero motor de valor público.

    4. Cerrar la brecha de competencias digitales es prioritario

    En 2026, la alfabetización digital será un predictor clave del desempeño en compras, especialmente a medida que se acelera la adopción de IA mientras las competencias de la plantilla no avanzan al mismo ritmo. La brecha es clara: el 75% de las empresas adoptan IA, pero solo el 35% de los empleados recibió formación en IA en el último año. Paradójicamente, el uso crece: el 75% de los empleados del conocimiento usa GenAI a diario. Esto significa que muchos equipos utilizan herramientas potentes sin la formación, confianza o gobernanza necesarias para convertir la IA en valor público real. Para los responsables de compras, la inversión en tecnología debe ir acompañada de una inversión igual de sólida en personas. Las plataformas deben ser intuitivas, centradas en el usuario y diseñadas para cerrar la brecha de competencias, no ampliarla. Combinadas con programas de formación estructurada, el retorno es evidente: las empresas con infraestructuras de aprendizaje sólidas logran hasta un 218% más de ingresos por empleado y un 17% de mejora en productividad. ¿Qué deben buscar los responsables públicos?

    • Diseño centrado en las personas: interfaces intuitivas y flujos guiados que reducen la incorporación de meses a semanas.
    • Medición clara del ROI: herramientas que permiten medir cómo las competencias digitales se traducen en rendimiento, eficiencia y resultados en el servicio.
    • Gobernanza y controles “human-in-the-loop”: asegurar que el personal mantiene el control sobre los resultados de la IA, fomentando su confianza y competencias con el tiempo.

    En 2026, la diferencia entre “usar tecnología” y “usarla bien” definirá el éxito en compras. Los organismos que combinen competencias digitales con plataformas pensadas para una adopción real serán más ágiles, tomarán mejores decisiones y aportarán valor medible.

    Mirando al futuro: una contratación que aporta valor en 2026 y más allá

    El sector público está entrando en una nueva era de compras, donde la gobernanza de IA, la resiliencia regional, el sourcing estratégico y la alfabetización digital definen el rendimiento. La tecnología por sí sola no basta. El éxito en 2026 dependerá de combinar sistemas inteligentes, transparentes y centrados en las personas con las competencias, gobernanza y modelos operativos que aseguren resultados tangibles. Quienes den este salto protegerán los servicios, reforzarán la confianza pública y maximizarán el valor de cada euro público. Quienes no lo hagan afrontarán más riesgos, costes crecientes y una brecha de capacidades cada vez mayor. El camino es claro: invierte en la tecnología adecuada, desarrolla las competencias clave y da a las compras un papel de liderazgo.

     

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